jueves, octubre 27, 2005

Años Oscuros (1)

-Y Khaled, ¿qué pretendes ahora viniéndo a Bombay?

Desde la ventana del viejo hotel, los ruidos de un mercado callejero se podían oir con claridad, y a lo lejos, automóviles circulando y las siluetas de los rascacielos de la moderna ciudad coronoaban el paisaje.

-Sabes tan bien como yo para que estoy aquí, Byrne.- Replicó el jórdano. -Nuestra operación nunca se desactivó.

En la pantalla de una computadora situada en la esquina de la habitación, una sucesión vertiginosa de números y letras porrumpía en la pantalla.

-Esta es la peor caída del siglo.- replicó Chandra, cambiando el tema de conversación -la bolsa no va a recuperarse de esta.

-¿nuestros amigos especuladores de regreso?- interevino Khaled, regresando al tema original.
-Como siempre.- sentenció Chandra -El cápital nunca conoce descanso.
-Ni modo, tendremos que seguir tal como lo planeamos.-dijo -al final se trata solamente de imponerse.

Mirando las armas que había obtenido, no pudo reprimir la pregunta:

-¿y ese nuevo par de bellezas?
-Un traficante tamil me las regaló, aunque tuve que discutir mucho con él.
-Ya estás aprendiendo a razonar con la gente, al menos desde lo de China.
-Ahorrate la sorna, Sabbah. Al final sólo hago lo que debo.
-Cierto, muy cierto.- replicó el jórdano. -¿Y qué fue de nuestro amigo el traficante? es una amnenaza potencial.
-Ahorrate la paranoía, Kahled, ya me encargué de eso.
-Perfecto- replicó Kahled con un profundo agrado, claramente Byrne era poco proclive a tomar riesgos.
-¿Y bueno? ¿Qué sigue?- replicó Chandra, apoltronándose en su sillón.
-Trás la caída, como está programado por los poderes que son, habrá un gran descontento social, que puede traducirse en la caída del gobierno actual.
-Genial, ahora ayudamos a los paises a seguir siendo soberanos.
-Nada más lejano de la verdad, Chandra.- respondió de inmediato Kahled.
-¿Y bien? ¿Por dónde comenzamos?- replicó Chandra, secamente.
-Un edificio de correos.
-¿Qué? pensé que el viejo tendría mejores ideas.
-Tendrías que aprender, Chandra, que no se trata de discursos, sino de estrategia, hacemos solamente lo que está a nuestro alcance.
-Es cierto.

Chandra se paró entonces, abriendo una de las ventanas y mirando hacia afuera.

-Será mejor que guardes silencio, K. Algo raro sucede aquí.
El asintió.

Mientras tanto, Chandra ya había cogido sus cuchillas de mano y desenfundado su pistola PYa, un regalo de Ivanov, su maestro.

Kahled ya tenía la mano en el bolsillo de su propia arma.

El primer disparo vino del lado de la ventana, una ráfaga en realidad, de inmediato, seis balas 9mm parabellum de fusil horadaron la pared, atravesando el aire sin hallar a ninguno de sus objetivos.

El tirador revisó la escena, ni rastro de los blancos, giró el ángulo y reenfocó, pensando lo mejor.

Dos disparos más sonaron, amortiguados.

-Listo. Ahora podemos comenzar a movernos.-dijo Chandra, sosteniéndo el arma que acababa de disparar.
-No podría decirlo mejor que tú. - respondió Kahled, partiendo de allí, caminando con paso firme.