lunes, abril 11, 2005

La Historia de las Dos Serpientes

Anotaciones al pie de una página de un libro de Marco Aurelio:

"la Voluntad del poder, si está respaldada por un conocimiento profundo de la naturaleza Humana, es un arma invalorable e invencible."

"Al final, hija mía, debes darte cuenta que sólo hay un destino para un tipo de personas: las que, con este, sirven a los grandes cambios que necesitamos, no lo olvides jamás."

Tu amado padre,
Michael.

Kaya nunca había entendido esas frases, así como tampoco el cuento en que las dos serpientes se entrelazan para formar la tierra de un sólo vahido telúrico, la magia y sus inquietas variaciones eran algo que temía reverencialmente, pero que no consideraba mucho.

Desde su ubicación, en la cima de una escollera mirando hacia Calais, pensaba en una promesa y un anillo en el dedo entregado por un hombre que decía amarla y que le había hablado, como su padre, de la inevitabilidad del destino.

Suspiró, tratando de huir de la visión de su último sueño y de la imágen final de un hombre con una espada, matando ángeles frente a ella, mientras su avance inevitable le hacía presagiar un mal final.

Y el grito de un halcón justo en el momento último.

El estaría allí, ¿Por qué no podía dejar de pensar en esa imágen?

El destino, al parecer, como las dos serpientes, aun aguardaba lejos, en lo profundo de la tierra.