miércoles, agosto 31, 2005

Acerca de lo Irreparable

LO IRREPARABLE



En medio de la Tormenta, rodeados por la oscuridad de la noche en aquella casa segura, él le leyó el poema que había evitado decirse a sí mismo, porque contenía un valor demasiado importante, casi profetico para él, los truenos arreciaban, el leyó:



¿Podemos ahogar el viejo, el prolongado Remordimiento,
Que vive, se agita y se retuerce,
Y se nutre de nosotros como el gusano de los muertos,
Como de la encina la oruga?
¿Podernos ahogar el implacable Remordimiento?

¿En qué filtro filtro, en qué vino, en qué tisana,
Ahogaremos este viejo enemigo,
Paciente como la hormiga?
Destructor y goloso como la cortesana,
¿En qué filtro? —¿En qué vino?— ¿en qué tisana?

Dilo, bella hechicera, ¡oh! di, si tú lo sabes,
A este espíritu colmado de angustia
Y semejante al moribundo que aplastan los heridos,
Que el casco del caballo holla,
Dilo, bella hechicera, ¡oh! di, si tú lo sabes,

A este agonizante que el lobo ya olfatea
Y que atisba el cuervo,
¡A este soldado fatigado! si es preciso que desespere
De tener su cruz y su tumba;
¡Este pobre agonizante que el lobo ya olfatea!

¿Podemos iluminar un cielo cenagoso y negro?
¿Podemos desgarrar las tinieblas
Más densas que la paz, sin mañana y sin noche,
Sin astros, sin relámpagos fúnebres?
¿Podemos iluminar un cielo cenagoso y negro?

La Esperanza que brillaba en las ventanas del Albergue
Se apagó, ¡ha muerto para siempre!
Sin luna y sin destellos, ¿dónde encontrarán albergue
Los mártires de un camino malo?
¡El Diablo ha apagado todo en las ventanas del Albergue!

Adorable hechicera, ¿amas los condenados?
Di, ¿conoces lo irremisible?
¿Conoces el Remordimiento, el de los rasgos envenenados,
Para el que nuestro corazón sirve de blanco?
Adorable hechicera, ¿amas los condenados?

Lo Irreparable roe con su diente maldito
Nuestra alma, lastimoso monumento,
Y con frecuencia ataca, como el termita,
Por la base el edificio.
¡Lo Irreparable roe con su diente maldito!

—Yo he visto algunas veces, en el foro de un escenario trivial
Que inflamaba la orquesta sonora,
Un hada encender en un cielo infernal
Una milagrosa aurora;
Y yo he visto algunas veces, en el foro de un escenario trivial
Un ser que sólo siendo luz, oro y gasa,
Derribar al enorme Satán;
Pero mi corazón, al que jamás visita el éxtasis,
¡Es un escenario donde se aguarda
Siempre, siempre en vano, el Ser de las alas de gasa!



Ella entendió, y mirándolo casi con compasión, le dijo:
-¿Es así como debería ser?
-Así está escrito.
-¡olvídate de tus ridículas profecías! ¡esto es real!
El bajó la cabeza, claramente el peso de la duda lo agobiaba.
-No lo sé, Irina, no tengo la más mínima idea de que hacer.
-Entonces...- se detuvo
-¿Entonces?
-Es hora que vayas a hacer lo que debes, amor.- Ella sonrió y lo abrazó, era todo lo que podía hacer.

La duda no había terminado dentro de él, ¿era acaso el destino que tenía frente de sí algo inevitable? ¿era el daño para el mundo irreparable?

Silencio.

Afuera, la tormenta comenzaba a ceder.

viernes, agosto 19, 2005

Años Oscuros (0)

Había partido de Londres dejando poco más que impresiones variadas, un anillo de compromiso en el dedo de una joven, un libro escrito a mano oculto en una estación de correos y una promesa.

La promesa de regresar vivo de su búsqueda.

Mientras los gruñidos del bus lo llevaban del aeropuerto de Bombay al centro de la cuidad y pastores con vacas caminaban con obsecuencia a la vera del camino, recordó a la red de elegidos por otros a los que se había sumado, todos con la misma misión: cambiar el mundo, aunque no sabían realmente que naturaleza ni intención tendría el cambio a venir.

Y la extraña búsqueda que habían iniciado, de dos direcciones totalmente opuestas al mismo tiempo: la tumba de Caleb y el rastro de los herederos de Hassan Sabbah.

Uno de ellos -probablemente el más temible- Kahled, estaría en un hotel de la ciudad, esperando el momento correcto para aparecer (“nunca antes y nunca después,” había dicho tras el desastre de Berlín) no sin cierto resquemor o sentimiento de anticipación, aunque Chandra aun no podía dilucidar a que se debía tan tremenda seguridad.

El Bus se detuvo, y los pasajeros, sin premura alguna, comenzaron a desalojarlo. Antes de pararse, miró alrededor, como los meses de entrenamiento en Siberia con Ivanov le habían enseñado, llevando una costumbre a casi el mismo nivel que un reflejo condicionado.

No había ningún peligro, auque una presencia conocida se notaba en el aire.

Cogió sus cosas y bajó, eludiendo en la medida de lo posible, a la miriada de vendedores y mendigos que se arremolinaban ante él, así como ante todos los demás turistas.

La presencia tomó forma y consistencia frente a él, alejando a todos los que lo habían seguio.

"Llegas tarde." dijo
"¿Qué tan tarde?" respondió chandra
"Tan tarde como justo a tiempo. Ven, tenemos cosas que decidir." dijo Kahled, señalando el camino hacia una calle lateral.

miércoles, agosto 17, 2005

6/6/66? - 9/9/99?

"al final," pensó, "¿qué significan esos números?"
giró y mirándo a su alrededor, se sintió invadido por aquella incesante sensación de anticipación que siempre le sabía tan mal.

Uno de ellos era el suyo, y del otro, pues, no había mucho que decir, salvo, quizás, que se acercaba inexorablemente.

Designios inenarrables parecían gobernar sus acciones, y mirando la ciudad desde lo alto de la colina, pensaba en el fuego, las explosiones y las bombas que acababa de plantar, así como en la miriada de perseguidores que tenía detrás, todos con orden de disparar a matar, aunque eso no fuera nada nuevo para él...

"...Carne de cañón inutil en algo, que a lo más, es una guerra de nervios." Se dijo, mientras sopesaba sus posibilidades.

dirigió la mirada hacia el este, donde sabía que alguien aun estaba esperándolo, alquien que tal vez pudiera convencerlo de lo errado de su resolución, emprendió camino hacia allá, con la misma espada que el patriarca le había dado en Alamut al cinto, mientras, detrás de él, la ciudad caía presa de las llamas de su ira.

"No son nada, realmente." pensó Chandra mientras caminaba hacia la noche cerrada del bosque, "sólo mitos de otros."